Resurrección II

Sois miembros de una misma familia

El mundo feliz es un espacio de colaboración perfecto, y no tiene nada que ver con ninguna de tus ideas, pues es la idea de Dios para descansar del mundo loco que fabricamos. Todo comienza con la idea de la felicidad, y de ahí se proyecta al mundo físico, dando lugar a la idea de alegría que siempre anhelamos aquí.

En el mundo feliz no hay cuerpos pues el cuerpo es un disfraz, una marioneta. Lo que ahora ves no son cuerpos sino paisajes que brillan a la Luz del Altísimo. En el mundo feliz tu eres lo que siempre has sido, un ESPIRITU, libre como Dios te creó, y ahora MUY DICHOSO de poder compartir la alegría con tus hermanos.

Se trata de compartir el mundo no como una pareja, que es amor especial, sino como una reunión de hermanos, o familia, que habiendo comprendido el mensaje de Cristo, desean ponerlo por obra. Las ventajas son enormes, comenzando por estar en paz con Dios, siguiendo por compartir todo con tus hermanos, sexualidad incluida y bienes terrenales incluidos.

“Dado que tú y tu prójimo sois miembros de una misma familia en la que gozáis de igual rango, tal como te percibas a ti mismo y tal como lo percibas a él te comportarás contigo mismo y con él.” (T.1.III.6.6)

Sanación, un instante de tu amor

Allí donde un milagro ha venido a sanar no hay tristeza. Y lo único que se requiere para que todo esto ocurra es un instante de tu amor sin traza alguna de ataque. En ese instante sanas, y en ese mismo instante se consuma toda curación. ¿Qué podría estar separado de ti, una vez que has aceptado la bendición que el instante santo brinda? No tengas miedo de bendecir, pues Aquel que te bendice ama al mundo y no deja nada en él que pueda ser motivo de miedo. Pero si te niegas a dar tu bendición, el mundo te parecerá ciertamente temible, pues le habrás negado su paz y su consuelo, y lo habrás condenado a la muerte. (UCDM, T.27.V.4)

La base fundamental de la curación

La base fundamental de la curación es la aceptación del hecho de que la enfermedad es una decisión que la mente ha tomado a fin de lograr un propósito para el cual se vale del cuerpo. Y esto es cierto con respecto a cualquier clase de curación. El paciente que acepta esto se recupera. Si se decide en contra de la recuperación, no sanará. ¿Quién es el médico entonces? La mente del propio paciente. El resultado acabará siendo el que él decida. Agentes especiales parecen atenderle, sin embargo, no hacen otra cosa que dar forma a su elección. Los escoge con vistas a darle forma tangible a sus deseos. Y eso es lo único que hacen. En realidad, no son necesarios en absoluto. El paciente podría sencillamente levantarse sin su ayuda y decir: “No tengo ninguna necesidad de esto”. No hay ninguna forma de enfermedad que no se curase de inmediato. (M.5.II.2)

Virus o juego

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Ahora es un instante magnífico para practicar el perdón. ¿Qué ves? ¿Un virus letal o el bendito juego del eterno Cristo de Dios? Lo que veas te mostrará si miraste con la mente que tu mismo fabricaste o con el perdón de la mente santa.

Todo evento que ocurra ante ti es neutral, no tiene nada ni de malo ni de bueno. Es tu mirada la que te mostrará el horror o la invulnerabilidad de todo cuanto ocurre, según si miras con tu mente perecedera que tu mismo fabricaste, o con la risa de tu mente eterna.

Resurrección I

Este documento constituye el comienzo de mi resurrección, y por tanto es también el comienzo de la tuya.

Nací el 1956-06-07, hace ahora 63 y pico de años.

Ayer, 2020-03-08, celebramos el 90 cumpleaños de mi mami en casa de mi hermano (literalmente cumple años el 2020-03-03, pero lo atrasamos para que pudiera venir más gente). Eso me llevó a plantearme lo que yo desearía pedir si acaso fuera yo el que iba a cumplir 90 años, y lo tengo muy claro.

En 2012-07-09 comencé a estudiar el libro “Un curso de milagros” y lo acabé un año después, el 2013-07-08: una lección diaria durante 365 días. Fue el año más intenso en esta vida corporal, y sigue siendo igual de intenso a día de hoy. Sin embargo, surgían ciertos problemillas que no he sabido resolver hasta este día actual. Por ejemplo, se suponía que descartaría la enfermedad, y a día de hoy esto no se habría cumplido.

Miraba a mi mami, 90 años, a mi tía, casi 93 años, y las veía desgastadas por la edad. Miraba a los demás, mis hermanos, mis primos, mis hijos, etc., y veía sus formas, delgadas o gruesas, nada que ver con lo que yo había conocido. Y nuevamente me pregunté lo que yo desearía en mi 90 cumpleaños. Y la respuesta era obvia: deseaba la sanación para todo. Pero ¿realmente estaba proclamando la sanación?

Mis dolores y molestias no se habían acallado. A pesar de que ahora contemplaba la inocencia en todas partes, ahí seguían mis dolores de dentadura, mis estornudos abundantes, mis mocos excesivos, mi asma diario, etc. y ninguna solución del curso me daba la solución.

Y recordando, recordando, me dí cuenta de que había aplicado la solución teóricamente, pero aún no en la práctica. Sólo hay una cosa que provoque malestar o enfermedad, y es la culpa. Esto lo supe a base de prácticas: que si ahora dejo el tabaco, que si lo retomo, que si me dejo el alcohol, que si lo retomo, etc. Lo único que aún no había manifestado públicamente, sólo parcialmente, por ratos, era mi amor idéntico hacia todas las cosas.

Y de repente supe lo que pediría si yo cumpliera ahora 90 años: una orgía universal, un instante santo (sin culpa) de amor eterno envolviendo toda cosa creada. En vez de dos amantes pude vernos a todos practicando sexo, o no, depende de tus gustos, de manera santa: todos con todos a la vez, respetando nuestra única identidad como hijos gloriosos, sin miedo, de un amante Padre.

Y así publico esto en los medios más extensos que conozco, para que quede constancia de lo pedí a mis 90 años. Seguiré publicando más acerca de este tema, pues no hay otra cosa que desee más.

El medio principal será mi blog:

https://jlcortesescolano.wordpress.com/

Publicaré también las actualizaciones en mi perfil de facebook:

https://www.facebook.com/itxziar/

Y dejaré que todo siga cambiando hasta mi 90 cumpleaños, jeje.

Incorrupción

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Tú tienes otra consagración que puede mantener al cuerpo incorrupto y en perfectas condiciones mientras sea útil para tu santo propósito. El cuerpo es tan incapaz de morir como de sentir. No hace nada. De por sí, no es ni corruptible ni incorruptible. No es nada. Es el resultado de una insignificante y descabellada idea de corrupción que puede ser corregida. Pues Dios ha contestado a esta idea demente con una Suya, una Respuesta que no se ha alejado de Él, y que, por lo tanto, lleva al Creador a la conciencia de toda mente que haya oído Su Respuesta y la haya aceptado.

A ti que estás dedicado a lo incorruptible se te ha concedido, mediante tu aceptación, el poder de liberar de la corrupción. ¿Qué mejor manera puede haber de enseñarte el primer principio fundamental de un curso de milagros, que mostrándote que el que parece ser más difícil se puede lograr primero? El cuerpo no puede hacer otra cosa que servir a tu propósito. Tal como lo consideres, eso es lo que te parecerá que es. La muerte, de ser real, supondría la ruptura final y absoluta de la comunicación, lo cual es el objetivo del ego.

Un Curso de Milagros, Texto, 19.4.C.i.5-6

La inocencia es eterna

La inocencia es eterna

Niega tu mundo y no juzgues al Hijo de Dios, pues su eterna inocencia se encuentra en la Mente de su Padre y lo protege para siempre. (UCDM, Texto 13.I.5.8)

Puedes errar, puedes incluso creer en el pecado, pero lo eterno no puede ser negado, ni siquiera en tus sueños de dolor.

Nada que hagas o no hagas, nada que pienses o no pienses, puede cambiar que eres inocente: tu y cada uno de tus hermanos.

Por siempre, Amén.

Eterno

Hay algo que no puede ser alterado en ti: tu eternidad. Así fuiste creado, así eres eternamente: eterno. Nada que hagas puede cambiar eso. Ninguno de tus sueños puede cambiar lo que eres: amor eterno.

Elije la verdad o las ilusiones

La salvación reside en el simple hecho de que las ilusiones no son temibles porque no son verdad. (UCDM, T.16.V.14.1)

La salvación reside en el simple hecho de que las ilusiones no son temibles porque no son verdad. Te parecerán temibles en la medida en que no las reconozcas como lo que son; y no las reconocerás como lo que son en la medida en que desees que sean verdad. En esa misma medida estarás negando la verdad y no llevando a cabo la simple elección entre la verdad y las ilusiones; entre Dios y las fantasías. Recuerda esto, y no te resultará difícil percibir la elección exactamente como es, y sólo como es.

Tú eres el camino, la verdad y la vida

Cuando dije: «Estoy siempre con vosotros», lo dije en un sentido muy literal. (T.7.III.1.7)

El Espíritu Santo enseña sólo una lección, y la aplica a todo el mundo y en toda circunstancia. Dado que Él está libre de conflictos, aprovecha al máximo todos los esfuerzos y todos los resultados. Al enseñarte el poder del Reino de Dios, el Espíritu Santo te enseña que todo poder te pertenece. Su aplicación no importa. Es siempre máxima. Tu vigilancia no establece que el poder sea tuyo, pero te permite usarlo siempre y en cualquier forma que sea. Cuando dije: «Estoy siempre con vosotros», lo dije en un sentido muy literal. Jamás me aparto de nadie en ninguna situación. Y puesto que estoy siempre contigo, tú eres el camino, la verdad y la vida. Tú no creaste ese poder, como tampoco lo creé yo. Fue creado para ser compartido, y, por lo tanto, no tiene ningún sentido percibirlo como si fuese el patrimonio de uno solo a expensas de los demás. Tal percepción lo desproveería de significado al eliminar o pasar por alto su único y verdadero significado.

El júbilo es el atributo unificador de la paz

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¡Que la paz sea, pues, con todos los que se convierten en maestros de paz! Pues la paz es el reconocimiento de la pureza perfecta, de la que nadie está excluido. Dentro de su santo círculo se encuentran todos los que Dios creó como Su Hijo. El júbilo es su atributo unificador, y no deja a nadie afuera solo, sufriendo el dolor de la culpabilidad. El poder de Dios atrae a todos hacia la seguridad que ofrece su regazo de amor y unión. Ocupa quedamente tu puesto dentro del círculo, y atrae a todas las mentes torturadas para que se unan a ti en la seguridad de su paz y de su santidad. Mora a mi lado dentro de él, como maestro de la Expiación y no de la culpabilidad. (UCDM, T.14.V.8)

Recordar el Nombre de Jesucristo

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El Nombre de Jesucristo como tal no es más que un símbolo. (UCDM, M.23.4.1)

El Nombre de Jesucristo como tal no es más que un símbolo. Pero representa un amor que no es de este mundo. Es un símbolo que se puede usar sin riesgo para reemplazar a los innumerables nombres de todos los dioses a los que imploras. Constituye el símbolo resplandeciente de la Palabra de Dios, tan próximo a aquello que representa, que el ínfimo espacio que hay entre ellos desaparece en el momento en que se evoca su Nombre. Recordar el Nombre de Jesucristo es dar gracias por todos los dones que Dios te ha dado. Y la gratitud hacia Dios se convierte en la manera en que Él es recordado, pues el amor no puede estar muy lejos de una mente y un corazón agradecidos. Dios puede entonces entrar fácilmente porque éstas son las verdaderas condiciones que hacen posible tu retorno al hogar.

Ellos se curan

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Ven, por lo tanto, a mí y descubre la verdad que mora en ti. La mente que tú y yo compartimos la compartimos con todos nuestros hermanos, y a medida que los vemos tal como verdaderamente son, ellos se curan. Deja que tu mente brille junto con la mía en sus mentes, y que mediante el agradecimiento que sentimos hacia ellos, cobren conciencia de la luz que hay en ellos. El resplandor de esta luz retornará a ti y a toda la Filiación porque ésa es tu perfecta ofrenda a Dios. Él la aceptará y se la dará a la Filiación porque al ser aceptable para Él, lo es también para Sus Hijos. Esto es auténtica comunión con el Espíritu Santo, Quien ve el altar de Dios en todos, y al llevarlo a tu conciencia para que lo aprecies, te exhorta a que ames a Dios y a Su creación. Sólo puedes apreciar a la Filiación como una sola. Esto es parte de la ley que rige a la creación, y, por lo tanto, gobierna todo pensamiento.

Hágase tu voluntad

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¡Hágase tu voluntad, santa criatura de Dios! No importa si crees estar en el Cielo o en la tierra. Lo que la Voluntad de tu Padre ha dispuesto para ti jamás ha de cambiar. La verdad en ti permanece tan radiante como una estrella, tan pura como la luz, tan inocente como el amor mismo. Y tú eres digno de que se haga tu voluntad.

La enfermedad es ahora imposible

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No tienes que hacer nada para que esté bien, pues la enfermedad es ahora imposible. (UCDM, L.PI.136.18.4)

Tal vez no te des cuenta de que esto elimina los límites que le habías impuesto al cuerpo como resultado de los propósitos que le habías adjudicado. A medida que éstos se dejan a un lado, el cuerpo tendrá suficiente fuerza para servir a cualquier propósito que sea verdaderamente útil. La salud del cuerpo queda plenamente garantizada porque ya no se ve limitado por el tiempo, por el clima o la fatiga, por lo que come o bebe, ni por ninguna de las leyes a que antes lo sometías. No tienes que hacer nada para que esté bien, pues la enfermedad es ahora imposible.

Sana a tus hermanos

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Sana a tus hermanos aceptando simplemente a Dios por ellos. (T.10.III.2.4)

¿Qué otro Consolador puede haber para los Hijos enfermos de Dios, excepto Su poder a través de ti? Recuerda que no importa en qué parte de la Filiación se le acepte, Él siempre es aceptado por todos, y cuando tu mente lo recibe, Su recuerdo despierta en toda la Filiación. Sana a tus hermanos aceptando simplemente a Dios por ellos. Vuestras mentes no están separadas, y Dios tiene solamente un canal para sanar porque sólo tiene un Hijo. El único nexo de comunicación que le queda a Dios con Sus Hijos los une a todos ellos entre sí, y a todos ellos con Él. Ser consciente de esto es sanarlos, ya que es la conciencia de que ninguno de ellos está separado y, por ende, ninguno está enfermo.

El final del miedo

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El final del sueño es el fin del miedo, pues el amor nunca formó parte del mundo de los sueños. La brecha es pequeña. Sin embargo, contiene las semillas de la pestilencia y toda suerte de males, puesto que es el deseo de perpetuar la separación y de impedir la unión. Y así, parece conferirle a la enfermedad una causa que no es su causa. El propósito de la brecha es la única causa de la enfermedad. Pues se concibió a fin de mantenerte separado y dentro de un cuerpo que tú ves como si fuese la causa del dolor. (UCDM, T.28.III.4)

La llave del cielo

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Tú que has encadenado a tu salvador a tu deseo de ser especial y has otorgado a dicho deseo el lugar de aquel, recuerda esto: tu salvador no ha perdido la capacidad de perdonarte todos los pecados que tú crees haber interpuesto entre él y la función de salvarte que Dios le encomendó. Y tú no puedes cambiar su función, ni tampoco la verdad que mora en él y en ti. Pero ten por seguro que esta verdad es exactamente la misma en cada uno de vosotros. La verdad no transmite mensajes diferentes y sólo tiene un significado. Y es un significado que tú y tu hermano podéis entender y que os brinda liberación a ambos. He aquí a tu hermano ofreciéndote la llave del Cielo que tiene en su mano. No permitas que el sueño de ser especial continúe interponiéndose entre vosotros. Lo que es uno está unido en la verdad. (UCDM, T.24.II.7.6)